Los mejores 50 bares de Madrid para beber o irse de tapas este 2025
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Igual de polivalente, cómodo y receptivo al público ecléctico, igual de bar. Brilla restaurado el cartel original del Candela, esquina con la calle Olivar, como las sillas de enea hechas a mano, donde se sentaron todos, o el suelo hidráulico de damero blanco y verde que todavía recordamos del primer videoclip de Ketama. Nombres habituales de la noche y los locales de moda, ningún novato.
Taberna Almería
- La plaza de Olavide es uno de los lugares más icónicos del barrio de Trafalgar.
- Desde Barcelona, los bartenders (y empresarios) Marc Àlvarez y Juanillo Falcón desembarcan con fuerza en Madrid.
- Llegó la oportunidad de un local imponente que en tiempos fue el Airport Tavern, pub irlandés de los mismos que regentaban las cantinas de Barajas.
- Su barra está atestada de gente y de tapas que se pueden comer en formato barra libre.
- La carta es un mosaico de raciones de toda la vida que se mezclan con platos más internacionales, todo a precios muy asequibles.
Muy seguramente la encontrarás llena de gente pero en La Chispera siempre cabe alguien más. Aunque también cuenta con hamburguesas, montaditos y pinchos de tortilla. Ni la lluvia suele impedir que la terraza de Los Chicos llegue a tener más gente esperando para sentarse que gente sentada.
Casa Brava
En La Embajada de Embajadores la cocina nunca cierra, por lo que se puede ir a cualquier hora a disfrutar de uno de sus platos combinados, raciones o bocadillos. La Embajada de Embajadores es uno de esos establecimientos que aun siendo relativamente nuevo tiene la esencia de los bares de toda la vida. Allí jóvenes y adultos se juntan para disfrutar de una caña perfectamente tirada acompañada de un delicioso pincho de tortilla, un bocadillo o una abundante ración.
Barras imprescindibles: nuestros 50 mejores bares de Madrid
La carta cambia cada cierto tiempo, pero los clásicos permanecen. En su interior acogedor, donde destacan la madera y los carteles antiguos, se sirven pinchos y montaditos, para alternar entre tapa y vermut a hora del aperitivo. De hecho, es justo por la calidad de su cerveza y la perfección de sus cañas, por lo que se la conoce.
La Embajada de Embajadores
Es un imprescindible en Madrid si buscas un sitio para comer oreja y es un bastión que resiste ante los pokes, los NY rolls y toda índole de modas gastronómicas. Han pasado los años, el precio no ha subido, la calidad se mantiene y el comentario del periodista sería ahora contradictorio. La esquina de Eusebio es la representación canónica de la idea estética de bar. Hay veces en los que la línea que separa a un bar de un restaurante es muy fina. Ese espacio clave para que la sociedad y cultura madrileña converja. El sello de Hevia, ese grandísimo restaurante con solera, tan en línea con los tiempos a pesar de sus más de 50 años, y que a menudo olvidamos en favor de las aperturas de moda, es ya una promesa de que no va a fallar.
Desde Barcelona, los bartenders (y empresarios) Marc Àlvarez y Juanillo Falcón desembarcan con fuerza en Madrid. el colmadito reservas Y eso es justo lo que ofrecen en esta casa donde lo vasco, cómo no, está muy presente. Llegó la oportunidad de un local imponente que en tiempos fue el Airport Tavern, pub irlandés de los mismos que regentaban las cantinas de Barajas.
La Dolores es uno de esos bares madrileños tradicionales del barrio de las Letras, que, desde su fundación en 1908 como casa de comidas, ha sido para obligatoria de la ruta de cañas por la zona. Pero justo frente a la puerta del mercado de la calle Tribulete, se encuentra este recoleto bar con poco espacio para mesas, pero una reluciente barra en la que disfrutar de platos con carnes y pescados de primera calidad. Desde su gran barra, situada en el centro del bar, se sacan las deliciosas raciones servidas en bandejas de metal y, por supuesto, refrescantes cañas.
Un local de 300 metros cuadrados entregados al destilado más bebido donde conocedores e iniciados encuentran su lugar. Si se llena, cosa que puede suceder fácilmente, el espacio puede resultar ciertamente ajustado. En este interior llegan a sentarse unas 7 u 8 personas, siendo un total de 9 o 10 las que admite el local si parte de ellos toman su vino de pie. Los amantes del taberneo y lo castizo están de enhorabuena porque, desde hace un mes, tienen una nueva casa de comidas en Madrid a la que acudir recurrentemente. "Es un espacio para mentes inquietas que tengan afinidad por el arte, la música y la coctelería".
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